Yo me voy… pero mi negocio sigue

Hoy te comparto algo que me hace una gran ilusión y me da también mucho respeto:

Me voy a hacer el Camino de Santiago…¡entero! Con sus 840 kilómetros.

Es un sueño que me ha acompañado desde que tenía 18 años y que ahora, 30 años más tarde, he decidido no seguir dejando para ese famoso “algún día”.

He decidido hacerlo HOY. Estoy en Irún, en el País Vasco, con la mochila lista, el corazón abierto y el estómago hecho un nudo porque sé que no va a ser solo fácil.

Sé que este camino me va a confrontar con mis límites físicos y emocionales, que habrá momentos donde maldiga la hora en la que tomé esta decisión, en los que sienta que la única opción es abandonar.

Y también sé que este peregrinaje no lo hago sola. Que tengo ayuda, que la Vida y Dios me van a acompañar para que todo pueda ser lo mejor para mí.

Voy a estar un mes y medio caminando,
sin trabajar,
sin mi ordenador,
en la naturaleza,
conmigo,
con mi marido,
con apenas dos pantalones y dos camisetas,
con toda mi vida en una mochila,
con desconocidos que se volverán conocidos, compañeros de camino.

Un mes y medio caminando hacia Santiago de Compostela mientras con cada paso voy caminando al mismo tiempo cada vez más hacia mí misma.

Indagando dentro de mí, descubriendo quién soy de verdad cuando no trabajo, no soy jefa, ni coach, ni formadora, ni emprendedora.

Esas son las preguntas que me mueven y me acompañarán en mi camino:

* ¿Quién soy yo cuando no trabajo?
* ¿Para qué he venido aquí?
* ¿Cómo puedo contribuir todavía más a la vida?

Y sé que para encontrar respuestas profundas tengo que estar en silencio, escuchando a mi cuerpo, observando la naturaleza, teniendo conversaciones profundas, meditando, rezando, caminando.

Este es uno de los mayores regalos que me estoy haciendo a mí misma. Un gran sueño hecho realidad y me honra que así sea.

Me siento muy orgullosa de tener el valor de no dejar mis sueños para más adelante.

De honrar la vida viviéndola de la forma más profunda e intensa que sé vivirla. Preparándome ya para la muerte. Para que cuando me llegue ese momento me pueda ir con una sonrisa sabiendo que no he dejado nada importante en el tintero, sabiendo que le he dedicado tiempo a mi búsqueda espiritual, que ya me he ido acercando a Dios en vida.

No me quiero ir ni cerrar mi ordenador sin darle las gracias a todas y cada una de las mujeres de mi equipo que se van a quedar al pie del cañón, especialmente a María, sacando adelante
mi negocio mientras yo camino. Sin ellas esto no sería posible y siento una profunda gratitud por su valor y su dedicación profunda.

Como te decía al principio, yo me voy, pero el negocio sigue, mi equipo te atenderá si en las próximas semanas tienes cualquier duda sobre mis servicios, quieres comprar alguno de mis cursos y necesitas más información, puedes contactar ellas en los formularios de la web o en contacto@soniaherrero.com, te atenderán con todo el cariño.

Me enorgullece también saber que he sido capaz en solo tres años de crear un negocio que puede funcionar sin mí durante tanto tiempo. Es otro sueño hecho realidad. Ser mujer emprendedora, poder trabajar en algo que me llena, que aporta valor y que me permite tener el dinero y el tiempo que yo deseo para hacer lo que siento que es importante en cada momento.

Gracias, querida, por leerme, gracias a todas las mujeres que habéis confiado en mí y comprado mis servicios, sin vosotras este camino no sería posible. Os estoy inmensamente agradecida.

Nos deseo a todas un buen camino.

Con Amor,

Sonia