Hay una forma femenina de hacer negocios y cuando las mujeres la descubrimos hacer negocios se convierte en algo expansivo, agradable y lleno de posibilidades.

 

 ¿Te han acusado alguna vez de tener un rasgo muy marcado en tu personalidad y otro muy poco desarrollado?

¿Te han dicho que eres demasiado sensible, complaciente, generosa o ingenua?

¿No eres suficientemente fuerte o dura para tener éxito con tu negocio?

 

El mundo patriarcal en el que vivimos no está configurado para dar valor a las cualidades femeninas. Al contrario, parece que todo lo femenino sea una carga, sobre todo en el mundo de los negocios.

Como mujeres que somos, a todas nos han dicho alguna vez que tenemos demasiado de esto y muy poco de lo otro o que no sabemos de negocios, y la mayor parte de nosotras no creemos que nuestras cualidades femeninas sean recursos que podamos utilizar en beneficio de nuestro negocio.

Pues bien, estoy aquí para contarte que eso no es cierto y para invitarte a que empieces a verte a ti misma de otra forma y explores la posibilidad de gestionar tu negocio “de forma femenina”, es decir, utilizando todas esas cualidades que son innatas en muchas mujeres y que son la clave para un negocio de éxito, si aprendes a explotarlas.

Gracias a tus cualidades femeninas únicas tales como tu predisposición natural para la entrega, la generosidad, la confianza, el preocuparte por los demás, la honestidad, la intuición y la colaboración,  (y no a pesar de ellas), destacarás en tu negocio. ¡Y no necesitarás que todos tus clientes sean mujeres para que esto suceda!

 

¿Conoces cuáles son las cualidades que son de naturaleza femenina?

Aquí abajo tienes una lista de cualidades que son de naturaleza femenina (que no significa que sólo las mujeres las tengan, sino que representan una energía definida como femenina). Comparto también algunos ejemplos de cómo yo integro esas cualidades en mi propio negocio para que veas cómo te pueden ayudar a ti. Te invito a que te tomes un tiempo para pensar cómo esas cualidades te pueden ayudar a ti en tu propio negocio.

  • Empatía: muestras sensibilidad hacia los pensamientos y sentimientos de los demás. Ejemplo de cómo la utilizo yo: cuando estoy en contacto con mis clientes siempre me pregunto ¿cómo les puedo ayudar? ¿qué necesitan de verdad?
  • Vulnerabilidad: aceptas tus propias limitaciones y necesidades. Ejemplo: soy capaz de pedir ayuda a gente de mi entorno cuando veo que algo no puedo hacer. Soy sincera con mis clientes cuando algo no lo sé o cuando me he equivocado con algo. Eso me hace más humana y más accesible. Es algo que suele gustar a la gente porque les da confianza y eso ayuda a que me compren mis servicios.
  • Pedir ayuda:  aceptas que no lo tienes que hacer todo sola (aunque seas capaz) y sabes pedir ayuda. Ejemplo: ya no me voy a volver a quemar (como hice con mi primer negocio) porque ahora soy muy buena pidiendo ayuda cuando veo que es demasiado. Ya no necesito ser superwoman y eso hace que esté mucho más relajada, que es algo que mis clientes notan.
  • Humildad: intentas ser de ayuda a las personas, aceptas consejos y compartes con otras personas las cosas que habéis conseguido en equipo. Ejemplo: cuando pienso en mi negocio lo hago con la verdadera intención de poder servir a mis clientes y ellas lo notan. Además practico mucho el pedir ayuda a la vida, al Universo, porque yo sola no puedo con todo y porque es más fácil si tengo ayuda. Eso requiere mucha humildad.
  • Carácter inclusivo: pides la opinión de diversas personas y las escuchas. Ejemplo: me gusta desarrollar todos mis productos y servicios pidiéndole la opinión a mucha gente, sobre todo a mis clientes. Muchas veces esas mismas clientes acaban comprándome el producto. Además, gracias a eso tengo productos que les sirven y gustan a mis clientes.
  • Generosidad: compartes tiempo, contactos y consejos con otras personas y les brindas apoyo.  Ejemplo: me gusta ofrecer cosas gratuitas, como charlas, artículos, vídeos. Es todo un placer para mí y me permite que la gente me conozca y que así les resulte más fácil comprar mis servicios.
  • Equilibrio: das a la vida y al trabajo lo que se merecen. Cuidas tu bienestar más allá del trabajo.  Ejemplo: me tomo muchas semanas (más de 10)  de vacaciones al año y tengo mucha claridad sobre los días en los que no trabajo y sé poner límites muy claros a mi trabajo. Eso me obliga a ser muy eficaz con mi tiempo y a no hacer cosas solo por mantenerme ocupada.
  • Intuición: sigues la voz que te guía en tu interior.  Ejemplo: nunca hago nada sin escuchar primero mi intuición y hasta ahora me ha ayudado muchísimo a, por ejemplo, contactar a alguien cuando sentía que esa persona podía necesitar ayuda, o a esperar un poco antes de hacer algo, y resulta que durante el tiempo de espera algo pasa y lo que yo tenía que hacer se vuelve mucho más fácil o se vuelve obsoleto.
  • Compasión: muestras que comprendes la situación en la que otras personas y tú misma os encontráis. Ejemplo: si un cliente rechaza algún servicio mío practico el ser compasiva conmigo y quererme aunque me hayan rechazado y también ser compasiva con la persona que ahora mismo no tiene interés por mis servicios. Eso me permite poder seguir en contacto con la persona y muchas veces al cabo de un tiempo me acaba comprando algo.
  • Nutrir: valoras cultivar y nutrir tus relaciones y dedicas tiempo a otras personas. Ejemplo: me encanta ocuparme de la gente a mi alrededor, preguntarles cómo están, contarles sobre mí, quedar con un rato, ayudarles cuando puedo. Eso hace que no me sienta sola y que muchas veces surjan proyectos, ideas o ayuda cuando la necesito. 
  • Cuidar: tiendes a cuidar y proteger las cosas que son importantes para ti. Sacas lo mejor de las personas porque crees en ellas. Disfrutas sabiendo que te necesitan y aprecian por tu naturaleza cuidadosa. Ejemplo: disfruto estando en contacto con mis potenciales clientes y mis clientes, cuido la relación, les escribo, comparto cosas que a mí me han ayudado. Eso hace que ellas se sientan valoradas por mí y que confíen en mí… lo que les lleva a comprar mis servicios.
  • Creatividad: valoras el proceso creativo por encima de los resultados. Ejemplo: cuando estoy sin trabajar se me ocurren ideas muchas veces insólitas sobre cosas que puedo hacer y que luego acaban funcionando. 
  • Jugar y disfrutar: tienes la capacidad de dar un toque lúdico a tu trabajo y a tu vida y de divertirte.
  • Comunidad: te preocupas por las demás personas, por crear comunidad y por establecer lazos entre las personas.
  • Receptividad: eres capaz de recibir y aceptar regalos, ayuda y consejos.
  • Fluidez: no fuerzas las cosas para que sucedan, dejas que ocurran a su manera, con su propio ritmo.
  • Paciencia: esperas hasta el momento adecuado y dejas que las cosas evolucionen a su ritmo.
  • No saber: eres capaz de soltar la necesidad de controlar y de tener que saberlo todo. Te sientes cómoda aunque te falten respuestas y no sepas exactamente cómo hacer las cosas.
  • Ser: la capacidad de no hacer nada, de parar, darte un respiro, descansar, regenerarte y simplemente ser.

 

¿Cuántas de estas cualidades utilizas de forma consciente en tu negocio? ¿Cuáles te gustaría desarrollar más?

Todas estas cualidades se pueden aprender gracias a ejercicios muy concretos para incluirlas en tu vida y en tu negocio.

Si quieres aprender más sobre cómo sacar adelante tu negocio utilizando tus cualidades femeninas te invito a que te apuntes a mi Programa Online para Mujeres emprendedoras de éxito que comienza el día 14 de septiembre.

Si estás interesada en el curso, encontrarás más información aquí.

Si tienes alguna duda, estaré feliz de leerte en los comentarios.